Discurso pronunciado en Toledo el 14 de noviembre de 1990 en el acto de inauguración de la Casa de San José, para la Formación Permanente del clero diocesano. Texto en Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo, noviembre, 1990, 712-719.
Inauguramos esta Casa tras haber pedido que la bendición de Dios la haga fructificar, para ofrecer con ella un servicio importante al clero diocesano. Doy las gracias a cuantos han hecho posible su existencia. Al Sr. Obispo Auxiliar que ha consumido muchas horas de atención a esta obra; al Sr. Arzobispo de Paderborn que juntamente con el Sr. Cardenal Höffner, de Colonia, nos proporcionó notable ayuda económica; al Sr. Nuncio, aquí presente, para él nada en la Iglesia española deja de suscitar su interés; a muchos bienhechores anónimos que han enviado sus donativos para esta obra. Hemos de manifestar que esta Casa no ha costado nada a la administración diocesana.
La formación permanente del clero #
En beneficio de la comunidad diocesana #
Al dedicar esta Casa a la tarea de la Formación Permanente del clero, pensamos evidentemente en los sacerdotes, merecedores de toda la atención y cariño del Obispo. Pero a la vez estamos pensando en los hombres y mujeres de nuestro tiempo, porque para ellos y en servicio de ellos está el ministerio sacerdotal. Cuanto mejor preparado y dispuesto esté el sacerdote, más enriquecido quedará el Pueblo de Dios para poder gustar la hermosura de los dones de la vida cristiana, y mayor capacidad tendrá para cumplir sus deberes de evangelizar, tarea que de un modo o de otro nos corresponde a todos.
El Sínodo de los Obispos que acaba de clausurarse en Roma ha puesto de manifiesto el interés que existe por parte de todos en lograr una formación adecuada de los que se preparan para el sacerdocio, y de los que ya son sacerdotes. A estos últimos afecta todo lo que entendemos con esta expresión hoy constantemente utilizada: Formación Permanente. Ha entrado ya a formar parte de nuestras convicciones habituales la idea de que para ser ministros capaces de dispensar a los hombres los dones de Dios en la sociedad actual es necesario renovar constantemente nuestros conocimientos de las ciencias sagradas y de la relación de las mismas con las ciencias profanas: y discernir cuáles son los mejores métodos y expresiones en la tarea evangelizadora que nos espera. Formación integral que nos permita conocer mejor el contenido de la doctrina revelada, que nos ayude espiritualmente a sentir el gozo de la misión que tenemos en el mundo, suscitando el ardor apostólico; que contribuya, con acciones prácticas y constantes, a mantener y acrecentar la amistad fraterna, la communio presbyteralis et episcopalis, la identificación de anhelos apostólicos conducidos por la mano divina de nuestro Supremo Maestro y Pastor, Jesucristo. Leed lo que dicen los PP. Sinodales, en su Mensaje al Pueblo de Dios, dirigiéndose a los sacerdotes.
Una constante en la historia; el antiguo código de 1917 y el Concilio Vaticano II #
De alguna manera, aunque algo incompleta, existió siempre esta preocupación en la Iglesia. Recuérdense las antiguas conferencias o colaciones de dogma, moral y disciplina, los concursos, las oposiciones.
Pero fue el Concilio Vaticano II el que habló con toda precisión sobre el tema, dando a sus palabras un alcance que está por desarrollar. En efecto, al final del Decreto Optatam totius, en el nº 22, se dice: «Debiéndose proseguir la formación sacerdotal después de acabada la carrera de los estudios por las circunstancias sobre todo de la sociedad moderna, las Conferencias Episcopales podrán en cada nación servirse de los medios más aptos, como son los institutos pastorales que cooperan con parroquias oportunamente elegidas, las asambleas reunidas en tiempos determinados, los ejercicios apropiados, con cuyo auxilio el clero joven ha de introducirse gradualmente en la vida sacerdotal y en la vida apostólica bajo el aspecto espiritual, intelectual y pastoral, y renovarlas y fomentarlas cada vez más».
Más explícito es el nº 19 de Presbyterorum ordinis: «En el sagrado rito de la ordenación, el obispo recomienda a los presbíteros que “estén maduros en la ciencia” y que su doctrina sea “medicina espiritual para el Pueblo de Dios”. Pero la ciencia de un ministerio sagrado debe ser sagrada, porque emana de una fuente sagrada y a un fin sagrado se dirige. Ante todo, se obtiene por la lectura y meditación de la Sagrada Escritura, y se nutre también fructuosamente con el estudio de los Santos Padres y Doctores, y de otros monumentos de la Tradición. Además, para responder convenientemente a los problemas propuestos por los hombres contemporáneos, conviene que conozcan los documentos del Magisterio y, sobre todo, de los Concilios y de los Romanos Pontífices, y consulten a los mejores y probados escritores de teología.» «Pero como en nuestros tiempos la cultura humana y también las ciencias sagradas avanzan con un ritmo nuevo, los presbíteros se ven impulsados a completar convenientemente y sin intermisión, su ciencia divina y humana y a prepararse, de esta forma, para entablar más ventajosamente el diálogo con los hombres de su tiempo.»
«Para que los presbíteros se entreguen más fácilmente a los estudios y capten con más eficacia los métodos de evangelización y apostolado, procúrense cuidadosamente los medios necesarios, como son la organización de cursos y congresos, según las condiciones de cada país, la erección de centros destinados a los estudios pastorales, la fundación de bibliotecas y una conveniente dirección de los estudios por personas competentes. Consideren, además, los obispos, o en particular o reunidos entre sí, el modo más conveniente de conseguir que todos los presbíteros, en tiempo determinado, sobre todo en los primeros años después de su ordenación, puedan asistir a un curso en que se les brinde la ocasión de conseguir un conocimiento más completo de los métodos pastorales y de la ciencia teológica y, sobre todo, de fortalecer su vida espiritual y de comunicar mutuamente con los hermanos las experiencias apostólicas.»
«Ayúdese especialmente con estas y otras atenciones oportunas también a los neopárrocos y a los que se destinan para una nueva empresa pastoral, o a los que se envían a otras diócesis o naciones.»
«Procuren, por fin, los obispos que se especialicen algunos más profundamente en la ciencia sagrada, a fin de que nunca falten maestros idóneos para formar a los clérigos, para ayudar a los otros sacerdotes y a los fieles a conseguir la doctrina que necesitan, y para fomentar el sano progreso en las disciplinas sagradas, que es totalmente necesario en la Iglesia.»
Un Centro específicamente dedicado a esta tarea #
En conformidad con estas orientaciones de la Iglesia hemos venido haciendo innumerables experimentos en todas las diócesis, pero ninguno satisfactorio. Por lo mismo, y tras lo que he visto y vivido en las diócesis en que he sido y en la que soy Obispo, pensé en la conveniencia de levantar un Centro «ad hoc», dedicado a esta tarea, con profesores especializados, por el que pasen sucesivamente grupos de sacerdotes diocesanos de modo ininterrumpido. Esta es la razón de la Casa de San José; la podríamos haber dado un nombre rimbombante, pero hemos preferido optar por la humildad piadosa de llamarla así, y sabemos que el Señor nos la recompensará.
Providencialmente, el Sínodo que se acaba de clausurar en Roma ha señalado esta tarea de la Formación Permanente como una exigencia insoslayable y se verá cada vez más clara la necesidad de instituciones como ésta.
El Código de Derecho Canónigo establece también en su canon 279 lo siguiente:
«1. Aun después de recibido el sacerdocio, los clérigos han de continuar los estudios sagrados y deben profesar aquella doctrina sólida fundada en la Sagrada Escritura, transmitida por los mayores y recibida como común en la Iglesia, tal como se determina sobre todo en los documentos de los Concilios y de los Romanos Pontífices, evitando innovaciones profanas de la terminología y la falsa ciencia.»
«2. Según las prescripciones del derecho particular, los sacerdotes, después de la ordenación, han de asistir frecuentemente a las lecciones de pastoral que se establezcan, así como también a otras lecciones o conferencias, en los momentos igualmente determinados por el derecho particular, mediante los cuales se les ofrezca la oportunidad de profundizar en el conocimiento de las ciencias sagradas y de los métodos pastorales.»
«3. Procuren también conocer otras ciencias, sobre todo aquellas que están en conexión con las sagradas, especialmente en la medida en que este conocimiento ayuda al ejercicio del ministerio pastoral.»
Funcionamiento #
Director y equipo #
1.º Deberá haber un Director de la Casa convenientemente auxiliado por un equipo que colaborará con él en la dirección, programación y desarrollo de las actividades que en ella se realicen.
Tipos de cursillos #
2.º Se organizarán cursillos varios de tres o cuatro días de duración, y otros de dos semanas, con exclusión de sábados y domingos para que puedan ser atendidas las parroquias.
Número y tipo de asistentes a cada cursillo #
3.º Se procurará que en cada cursillo los inscritos no pasen de veinte personas, para que siempre se logre un clima de cierto silencio y recogimiento a determinadas horas, y pueda haber también un trato directo con los profesores.
4.º Podrá haber cursillos para grupos homogéneos en edad, formación, índole sociológica de los lugares donde están, o bien procurando que asista un sacerdote de cada arciprestazgo.
Otras actividades #
5.º Se programarán cursos, con conferencias magisteriales, mesas redondas, coloquios… sobre materias de las ciencias sagradas (dogma, escritura, moral, liturgia, derecho) y profanas (historia, filosofía, sociología, arte) y de modo especial se estudiarán los documentos del Magisterio Pontificio. Prestando también particular atención al estudio de la relación entre la fe y las ciencias experimentales. Los teólogos han de estar también presentes en las reuniones de hombres de ciencia, pero para eso hay que prepararse. El tema preocupa al Santo Padre, y el P. Carreira me ha informado que se prepara para el próximo verano en Castelgandolfo un coloquio sobre astronomía propiciado por el Papa Juan Pablo II.
6.º Todos los años un grupo de profesores, coordinados por el Director de la Casa, presentarán un resumen-balance de las principales manifestaciones y resultados que se hayan logrado en los distintos campos del saber correspondiente a las ciencias eclesiásticas.
Tono de los cursos, no sólo doctrinales y teoréticos #
7.º Se evitará que los cursos sean exclusivamente doctrinales y teoréticos. Tan importante como estos aspectos serán los de praxis pastoral y métodos de evangelización.
8.º Se procurará que ningún cursillo exija trabajos intelectuales demasiado intensos. La estancia en la Casa ha de servir también para que los sacerdotes cambien impresiones entre sí, disfruten de cierto descanso, y sepan combinar las horas de trabajo con el sosiego de una mayor y más tranquila contemplación de lo que son y de lo que hacen. ¡Que formativa puede ser también una sana tertulia!
9.º Se prestará atención singular a los actos religiosos, sean litúrgicos o de piedad sacerdotal, pues también la formación permanente ha de fijarse como objetivo progresar en la vida espiritual y en el conocimiento y profundización del misterio de Cristo y de su Iglesia. Lo cual no debe llevarnos a confundir las actividades de la Casa con el cumplimiento de otras obligaciones de los clérigos que ya están reguladas, por ejemplo los Ejercicios Espirituales anuales, o los Cursillos de Quinquenales.
Servicios fundamentales #
10.º La Casa tendrá su Biblioteca propia y su Sección de Revistas, para que se pueda acceder a ellas y ser así consultados los autores pertinentes.
Una tarea y una gestión participadas #
11.º M uy importante a mi juicio. Todos los sacerdotes de la diócesis podrán pedir a la Dirección de la Casa que se facilite estudio y atención a los temas que ellos propongan, y se citará a los que estén interesados en ellos a que vengan un día previamente señalado para recibir la orientación que buscan.
12.º Por último, todo el Presbiterio diocesano aportará su propia reflexión a través del Consejo Presbiteral o directamente para ayudar a superar dificultades y ofrecerlas sugerencias que se estimen oportunas a fin de ir consiguiendo los propósitos que nos mueven. La Vicaría Episcopal para el Clero se hará cargo de las indicaciones que sean precisas, y tratará de llevarlas a la práctica.
Conclusión #
Como si ahora comenzase a ser Obispo… #
Esta Casa suscita en mí tanta ilusión que es como si ahora comenzase a ser Obispo.
Recuerdo muy bien las ilusiones y preocupaciones, que como Pastor de una Iglesia local tuve ya en Astorga, donde inicié una obra con el mismo sentido de ésta, que quedó truncada por mi marcha a Barcelona; y recuerdo también cómo, desde que vine aquí, a Toledo, estaba ansiando poder realizar algo semejante.
Si todos los sacerdotes cooperan en esta empresa, dado el plantel de profesores con que contamos, y que pronto se incrementará con los que ahora se preparan en Madrid y en Roma, esta Casa puede ser una realidad brillante, y podrá perfectamente cumplir su cometido.
En buena medida, y con esto concluyo, todo queda en manos del buen sentido del equipo directivo, que lo tiene en verdad.
Sección Cuarta
Homilías en la inauguración de los cursos académicos en el Seminario