Para hacer ejercicios del alma

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Para hacer ejercicios del alma

Prólogo para el libro del P. Lázaro Fraile, de la Orden del Cister, titulado «Ejercicios espirituales», 1999.

Conozco hace mucho tiempo al Rvdo. P. Lázaro, cisterciense, autor de este libro. Y antes de conocerle y tratarle personalmente, oí hablar mucho de él y de su extraordinaria competencia en los cargos que ocupaba.

Este es un libro de Ejercicios Espirituales, lo cual quiere decir que el libro y el que lo use son o se hacen aptos para hacer Ejercicios del alma, del espíritu cristiano. El libro ayuda desde el silencio de sus páginas impresas, y el que lo usa se ejercita a sí mismo leyendo, meditando, aplicándose a sí mismo lo que ha leído y meditado para ver lo que encuentra como respuesta a las preguntas que se hace, según lo que medita o lee. El resultado normal es una transformación del sujeto ejercitante –el que se ejercita–, que es movido por la gracia de Dios a una auténtica conversión, en que la luz expulsa las tinieblas del pecado.

Es el libro de los Ejercicios Espirituales, de San Ignacio de Loyola, el que el P. Lázaro ha estudiado con profundidad. Expone diversos temas de los que San Ignacio nos ofrece y añade otros que merecen ser considerados en el silencio y el retiro de unos días de Ejercicios. Reflexiones dogmáticas muy claras, normas de vida moral cristiana, detalles de lo que da de sí la vida humana, meditaciones sobre el pecado, la confesión, el pecado venial y sus consecuencias para la vida espiritual, los misterios de la vida de Cristo, la fe… etc. Y todo presentado con un lenguaje accesible y acomodado al tema que está tratando, con breves narraciones históricas, que fijan la atención del lector, o versos que conmueven a quien los lee de diversos poetas como Lope de Vega, Pemán, Amado Nervo…

Merecen alabanza también los dibujos que presentan los temas, originales del notable pintor Lara Gallardo, tras los que se adivina un pincel finísimo que lleva consigo una perfecta adecuación entre el tema que se expone y la realización pictórica del mismo.

Felicito cordialmente al P. Lázaro y envidio el lugar de la Trapa de Jacona, a donde acuden tantos hombres y mujeres de esas comarcas de Michoacán (México). La voz del P. Lázaro resonará con fuerza en la capilla del Monasterio cisterciense de Ntra. Señora de Curutarán; y unas veces el gozo del amor a Dios, y, otras las lágrimas de quienes sienten el dolor del arrepentimiento, moverán a unos y a otros a presentar su vida y harán que afloren los más nobles sentimientos de quienes por encima de todo quieren servir a Dios y ser dignos ciudadanos de su patria.

Mártires de la persecución religiosa