Exhortación pastoral, de marzo de 1964, dirigida en forma de carta abierta, a los hijos y vecinos de la ciudad de Ponferrada, con motivo del Día del Seminario. Texto en Boletín Oficial del Obispado de Astorga, abril de 1964, 175-181.
Queridos diocesanos:
Las particulares condiciones de la ciudad de Ponferrada, dentro del conjunto de la Diócesis, me mueven a escribiros esta carta para hablaros de un problema cuyo peso siento hondamente sobre mi alma: el Seminario Diocesano. Lo hago en la confianza de que atenderéis mi ruego con la comprensión y generosidad que son habituales en vosotros. Permitidme antes una reflexión de carácter general.
Necesidad de contar con Dios #
La vida va pasando para los hombres y los pueblos. Los que pertenecemos a la generación actual o a la inmediatamente anterior, hemos sido testigos de acontecimientos múltiples, que parecían destinados a cambiar radicalmente las estructuras del mundo en que vivimos. Y en alguna ocasión pudimos creer que los posibles cambios iban a ser para asegurarnos la felicidad por la cual suspiramos, y que nos traerían definitivamente paz, bienestar, trabajo, orden social, justicia, amor, y recta convivencia. No ha sido así. Una vez más, los que ponen su confianza exclusivamente en las cosas de este mundo se han visto defraudados.
A pesar de los progresos técnicos y las riquezas materiales, el hombre de hoy sigue siendo «un pobre ser humano» que desea la paz interior de la conciencia y la salud corporal, igual que el de hace siglos. Para la salud corporal y el bienestar de si mismo, de su familia, de la sociedad, sigue encontrándose tan impotente y débil como un niño, aunque a veces crea otra cosa. Hay que contar con Dios en la vida. De lo contrario, la tristeza y el desconcierto abruman nuestra existencia.
Nosotros los sacerdotes #
Esta es nuestra misión como sacerdotes: fomentar la idea de Dios en la sociedad, y de sus dones divinos, para que el hombre no pierda el camino de sus destinos eternos cegado por el resplandor de sus propias pasiones y por las falsas luces de este mundo. Al sacerdote se le ama o se le aborrece, pero no se puede prescindir de él. Existe y existirá siempre en medio de los hombres. Tenemos los sacerdotes muchos defectos, es verdad, pero amamos a Dios y a la virtud sinceramente. Y luchamos cuanto podemos –con frecuencia completamente solos–, para que esa misma virtud reine en el alma de los niños, en el seno de las familias, en la conciencia del hombre y de la mujer adultos, en todos. El sacerdocio católico es la fuente más pura de cultura y civilización auténticas, y la más firme garantía de esperanza y de paz.
Ponferrada y el Seminario diocesano #
Vuestra ciudad, Ponferrada, es la capital del Bierzo y ejerce una gran influencia sobre todos los demás habitantes de la región. Ojalá aumente su riqueza sin cesar y se extienda a todos el beneficio de una prosperidad creciente. Pero Ponferrada debe también velar y preocuparse de los bienes del espíritu. Concretamente, del sacerdocio y del Seminario diocesano.
El Bierzo es la región que tiene, proporcionalmente hablando, menos seminaristas en comparación con las demás regiones de la Diócesis. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Significa acaso un descenso en la fe y la estimación de lo sobrenatural? Si así fuera, tendríamos motivos para sufrir hondamente.
Ponferrada ha recibido siempre una gran atención por parte de sus sacerdotes y del Obispo de la Diócesis. Bastará recordar a los dos últimos prelados bajo cuyo pontificado se constituyó la Obra Social del Bierzo que, si no pudo conseguir sus objetivos, dio lugar al menos a la creación del Colegio de San Ignacio; se fomentó más y más el culto a la Santísima Virgen de la Encina; y se construyó la nueva iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.
Por lo que a mí toca, en los tres años que llevo en la Diócesis, he procurado también seguir dispensando a Ponferrada idéntica atención. Había en 1961 nueve sacerdotes en las parroquias, hoy son doce, además del M.I. Sr. Provicario para el Bierzo. En el Colegio eran siete, y hoy son nueve y en algunos momentos diez. Eran tres las parroquias existentes y hoy son siete, pues además de las cinco actuales, en estos días he firmado el decreto de erección de otras dos. Se ha ampliado notablemente el Colegio de San Ignacio, se ha construido la nueva Iglesia de San José Obrero, se va a empezar o se ha empezado ya la construcción de otra en Flores del Sil, y se constituyó la Cáritas Interparroquial con obras tan positivas y eficaces como la guardería infantil, que también va a ser ampliada.
Unidos todos, los fieles, los sacerdotes y el Obispo, podremos, con el auxilio de Dios, seguir realizando nuevas empresas de toda índole por el bien espiritual de Ponferrada y de toda la comarca del Bierzo. Porque es la región entera la que nos preocupa. Por eso estamos construyendo un Colegio en Vega de Espinareda que facilitará la enseñanza media y profesional a los niños de aquellos pueblos. Por eso va a fijar su residencia en Fabero una Congregación religiosa femenina dedicada a la promoción cultural y social de la mujer.
Pero para atender a todas estas obras que han de ponerse en marcha, es completamente indispensable que el Seminario diocesano se vea asistido y ayudado por todos los fieles de la Diócesis.
Formas de ayuda #
Actualmente estudian en nuestros Seminarios de Astorga y La Bañeza y en diversas universidades de España y del extranjero setecientos seminaristas. De ellos, la mitad pagan su pensión. A la otra mitad hay que ayudarles con cantidades diversas. No se ayuda al que no lo merezca y lo necesite. Pero debemos ayudar a cuantos lo necesiten y lo merezcan, si es que Dios les llama al sacerdocio. Nos hemos propuesto llegar a los mil seminaristas para que cada curso se ordenen cuarenta o cincuenta sacerdotes y así, además de los que son necesarios para la vida de la Diócesis, poder enviar cada año veinte o veinticinco a los diversos países del mundo en que la presencia sacerdotal es necesaria.
Por eso pido ayuda para estos seminaristas. Y para dotar bien las cátedras y enriquecer las bibliotecas y laboratorios y realizar las obras de conservación del edificio.
Terminada la construcción del de La Bañeza. nos hemos visto obligados a empezar la reforma y reparación del viejo Seminario Mayor de Astorga, que en gran parte amenazaba ruina. Los gastos son cuantiosos. Ayudadme a sufragarlos. No puede la Diócesis sola con tanto, ya que además tenemos 160 iglesias y 200 casas rectorales ruinosas.
Os sugiero diversas formas de ayuda para que cada cual elija la que más se acomode a sus posibilidades y a su deseo de colaboración:
- un donativo en la colecta del próximo día de San José;
- adopción de una habitación de las que se están construyendo en el Seminario Mayor cuyo coste es de 5.000 pesetas;
- pago de una pensión anual o media pensión, que se cifra en la cantidad anual de 11.000 ptas., o 5.500;
- adopción de una de las aulas que se están construyendo por valor de 50.000 ptas. cada una;
- fundación de una beca perpetua con un capital de 250.000 ptas.
Os agradezco mucho a todos cuanto hagáis por ayudarnos.
También los seminaristas os lo agradecen. Rezaremos por vosotros. Seguiremos exigiéndonos a nosotros mismos cada vez más para ser buenos sacerdotes. Es la mejor forma de pagaros. Dios os bendiga.
Yo también os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
MARCELO, Obispo de Astorga.
Marzo de 1964.