Prólogo para la obra «La Virgen en Castilla-La Mancha», publicada por Ediciones Encuentro, 1996.
Es un honor y un gozo poder presentar esta obra, que se enmarca dentro de un ambicioso proyecto de Ediciones Encuentro, que aspira a dar a conocer parte de la riqueza mariana –doctrinal, devocional e iconográfica– de las diversas regiones españolas.
Aquí se contemplan las cinco diócesis comprendidas en la Región autonómica de Castilla-La Mancha: Toledo, Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Sigüenza-Guadalajara.
La historia y la arqueología muestran que esta región central de la península fue evangelizada en época relativamente temprana. Entre los asistentes al concilio de Elvira (hacia el 302) se cita ya a un obispo toledano.
Esta evangelización se arraigó y completó a lo largo del siglo IV. Precisamente en esta centuria las Iglesias de Oriente y de Occidente alcanzaban plena uniformidad en la doctrina mariana y se extinguían algunas actitudes negativas sobre aspectos concretos en relación con la virginidad de Nuestra Señora. A principios de la centuria siguiente, con el concilio de Éfeso, (431), se dio ya un poderoso impulso a la presencia de María en la vida de la cristiandad.
También, como es lógico, en la cristiandad de aquella Hispania romana (siglos IV y V), de cuya vivencia mariana es testigo singularmente Prudencio; y más tarde en la España visigoda (siglos VI y VII), que acredita su marianismo, sobre todo, por la voz de la Liturgia hispano-mozárabe y del gran san Ildefonso de Toledo.
Y esta presencia de María no se eclipsará ni siquiera durante la dilatada dominación musulmana, ya que fue mantenida viva por las comunidades mozárabes.
Luego irá creciendo y echando raíces profundas en ciudades y pueblos hasta nuestros días, dando origen a multitud de advocaciones, que recuerdan los principales misterios y títulos de la Virgen, o lugares y nombres poéticos, que han quedado unidos a su Nombre.
Este libro nos brinda la historia y descripción de muchos de ellos. A esas páginas remito al lector. Por mi parte quisiera destacar unos datos, que me han impresionado gratamente referidas las cinco diócesis.
Toledo: La catedral, que es uno de los templos marianos más importantes de España, con sus tres bellas imágenes de “Santa María de Toledo”, una de ellas, Patrona de la Ciudad y conocida desde el siglo XVI como “Virgen del Sagrario”; y con medio centenar de representaciones marianas (esculturas, pinturas, relieves, marfiles, telas, vidrieras, esmaltes…) de gran calidad artística.
Nuestra Señora del Prado, de Talavera, culto ancestral de la época visigótica, o tal vez hispanorromana; Guadalupe, advocación de amplia resonancia española y americana, que ha tenido su origen y desarrollo dentro del territorio de la Archidiócesis toledana, aunque en 1833, al crearse las provincias, quedó vinculada a Extremadura, siendo singularmente venerada y amada como Patrona por aquel noble pueblo.
Y dejando de enumerar otras imágenes marianas de intenso culto local o comarcal, no es menos significativo que, de las 266 parroquias que existen en la Diócesis, unas 143 la tienen como Titular o Patrona.
Ahora bien, los datos que poseemos, nos permiten hacer una valoración semejante de las otras cuatro Diócesis.
Albacete: La capital tiene por Patrona a la Virgen de los Llanos. La devoción y culto, que un número incalculable de albaceteños tributa habitualmente a esta Imagen y especialmente en dos grandes ocasiones a lo largo del año, son realmente extraordinarios. Otra Imagen singularmente querida por los albaceteños es Nuestra Señora de Cortes, situada en su hermoso y montaraz santuario de la Sierra de Alcaraz.
Pero también en Albacete, como en Toledo, es significativo que 61 de las 192 parroquias de la Diócesis, tengan por Titular o Patrona a Nuestra Señora.
Ciudad Real: Son muchas las imágenes que reciben un culto notable en esta Diócesis: Alarcos, Monte, Peñarroya, Carrasca, Virtudes, etc. Pero es, sobre todo, Nuestra Señora del Prado, la Titular de la catedral y Patrona de la capital. Es advocación muy antigua; se remonta a la época de la Reconquista (año 1088). Y también en esta Diócesis 86 de las 160 parroquias, que la integran, honran como Titular o Patrona a la Virgen María.
Cuenca: En la capital se da un culto fervoroso a Nuestra Señora de las Angustias, que es Patrona de toda la Diócesis. Pero existen otras imágenes de María menos veneradas y famosas en distintos lugares y comarcas: la Virgen de Tejeda, de la Misericordia, de Altarejos, de Horcajada… Y se da también el hecho de que 168 de las 326 comunidades parroquiales de la Diócesis, tienen por Titular o Patrona alguna advocación mariana.
El fenómeno se repite en Sigüenza-Guadalajara, donde son muy conocidas y veneradas las imágenes de Nuestra Señora de la Antigua, Patrona de Guadalajara, de la Mayor, Patrona de Sigüenza, de la Salud, en el vecino Santuario de Barbatona, de la Hoz, del Madroñal, de la Peña, de Enebrales, etc. Con el dato también significativo que, de las 427 parroquias de la Diócesis, 187 tienen a la Virgen por Patrona o Titular en alguno de sus misterios o advocaciones.
También pudiera ser interesante comprobar que entre los misterios marianos escogidos por nuestros antepasados de esta región castellano-manchega para honrar a la Señora, sobresale universalmente el de la Asunción, seguido por el de la Natividad de la Virgen; así como igualmente las advocaciones del Rosario y del Carmen son especialmente populares.
He tenido interés singular en subrayar estos aspectos. Pero es imprescindible la lectura del libro para admirar y agradecer esta viva presencia de la Virgen en nuestras cinco Diócesis castellano-manchegas.
Ojalá Ella proteja siempre maternalmente a esta vieja tierra cristiana y a todos sus hijos.
Iglesia