La Iglesia de Toledo, creadora de cultura

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La Iglesia de Toledo, creadora de cultura

Presentación de la obra de Juan Antonio Méndez Aparicio, titulada «Catálogo de dibujos del Archivo de Obra y Fábrica de la catedral de Toledo», 1975.

Es una verdadera satisfacción para el espíritu examinar este valioso trabajo del investigador Méndez Aparicio, Catálogo de dibujos del Archivo de Obra y Fábrica de la catedral de Toledo.

Y creo que merece el más sincero aplauso su perseverante labor en los archivos de nuestra Catedral Primada, tan ricos en datos para la historia en general, para la historia del arte en particular, y para la del Templo-Madre de nuestra Archidiócesis. Los resultados del empeño me parecen realmente espléndidos. Me han llamado de modo especial la atención esos ciento sesenta y tantos proyectos arquitectónicos, que abarcan casi cuatro siglos de fecundas iniciativas por parte de Purpurados y Capitulares, que puestos al frente de la Iglesia toledana cuidaron de su vida espiritual y religiosa y supieron lograr el marco material, que merecía por su antigüedad venerable, por su historia densísima y por su indiscutible primacía moral y jurídica. Los proyectos que se refieren a la construcción del Ochavo y de la capilla de la Virgen del Sagrario cobran singular interés hoy, cuando intentamos intensificar el culto a la excelsa Patrona de Toledo, y llevados de nuestro amor hacia Ella nos complacemos en conocer su imagen, que resulta preciosa y riquísima, y cuanto constituye su magnífico escabel.

Al pie de los proyectos y dibujos, algunos relativos a construcciones de tipo civil en un tiempo dependientes del Cabildo toledano, constan los autores firmantes de los mismos; algunos de ellos han pasado a la historia de la arquitectura como figuras de primera categoría: un Narciso Tomé, por ejemplo, que se sintió tan atraído por la obra del Transparente; un Ventura Rodríguez, que tan perfectamente supo interpretar las inquietudes artísticas del gran Cardenal Lorenzana. No dudo del interés que tendrán los dibujos para bordados y tejidos, que pienso han de constituir una excelente aportación al estudio de estas especialidades.

A través de tantos y tan significativos datos concretos, admiro la importancia de nuestra Catedral, que no es sólo un acervo único de tesoros estupendos, sino centro vital, siempre en plenitud de actividad cultural y de creatividad artística. Y la magnanimidad de nuestros ilustres Predecesores y de sus cabildos, que, cuando por las circunstancias históricas y el ambiente sociológico de su época, contaron con medios abundantes, interpretaron la fe profunda del pueblo y su devoción a la Eucaristía y a la Virgen Santa María, levantando estas obras artísticas monumentales, que son hoy orgullo nuestro y admiración del mundo civilizado. Es más, extendieron su generoso influjo a otras iglesias de la ciudad y de la diócesis, e incluso a fincas, dehesas y casas de labor, donde aún se conservan huellas de tan fecundo mecenazgo.

Pero la páginas que el autor nos proporciona, excitan más y más nuestra admiración hacia la misma Iglesia católica. Ésta, divina por su Fundador y su misión, siempre ha sabido encarnarse en el mundo y entre los hombres, y llena de fe y de amor ha ofrecido al Señor unas moradas visibles espléndidas, dignas en lo posible de la misma divinidad, a fin de que sean un lugar privilegiado para el encuentro santificador entre un Dios Amor que busca al hombre, y el hombre que respondiendo al Amor busca a su Dios. Así se manifiesta y se realiza de manera admirable el misterio de la comunicación del Creador con su criatura: ésta construye y extiende por toda la tierra templos materiales, embellecidos con todos los recursos y todas las posibilidades, que le inspiran su amor y su fe; y el Señor va en ellos edificando constantemente con su gracia aquellos templos vivos del Espíritu, que somos nosotros. Y así la Iglesia “crece, como Cuerpo de Cristo, hasta llegar a ser la nueva Jerusalén, verdadera visión de paz” (Misal Romano, misa en la Dedicación de una iglesia).

El tema es sugestivo y tiene un luminoso desarrollo en la liturgia. El autor nos lo sugiere con su trabajo, que agradezco en nombre propio y de todos nuestros Capitulares, porque nos habla de la ingente obra humana, cultural y espiritual, llevada a cabo a través de los siglos por la Iglesia y por nuestra Catedral Primada, para bien de los hombres y gloria de Dios.

Toledo, 15 de agosto de 1975.
Festividad de la Santísima Virgen del Sagrario.