Presentación del «Nuevo Misal del Vaticano II», preparado por Jaime Sancho y Gabriel Ramis, 1989.
Coincidiendo prácticamente con la publicación de la segunda edición oficial del Ordinario de la Misa y del Misal Romano, reformados según los decretos del Concilio Vaticano II y promulgados por el Papa Pablo VI, recibo la invitación de las editoriales Mensajero y Desclée de Brouwer, a través de los liturgistas Jaime Sancho y Gabriel Ramis, autores de las introducciones y comentarios, de prologar este Nuevo Misal del Vaticano II, digno sucesor del anterior Misal del Vaticano II, presentado por el prestigioso Pedro Jounel y publicado asimismo por ambas editoriales.
Me alegro mucho como Obispo y de modo particular como Presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia en España, de poder comprobar la riqueza de publicaciones, como la de este misal de los fieles, que ayudarán a vivir de manera más profunda la Eucaristía, “centro y culmen de toda la vida de la Iglesia” (Sacrosanctum Concilium 10). Sean bienvenidas todas aquellas obras, que, teniendo como meta fomentar la vida cristiana alimentada con la liturgia de la Iglesia, faciliten a los fieles, mediante diversas ediciones, la necesaria y deseada formación.
La función, en concreto, de los misales manuales como el presente, sea para facilitar la labor pastoral de los sacerdotes, como para fomentar la piedad de los fieles y los trabajos de los equipos pastorales de liturgia, es digna de ser tenida en cuenta y valorarla en su justo término. Porque, como decía el Cardenal Arturo Tavera, de feliz memoria, entonces Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, en el prólogo del primer Misal del Vaticano II, y refiriéndose al seglar, “el misalito le ofrece un conjunto de lecturas y de oraciones, acompañadas de comentarios, que, fuera de la celebración eucarística, pueden alimentar sus reflexiones personales y su diálogo con el Señor. Le da ocasión también de preparar cuidadosamente su participación litúrgica y de sacar de ella un fruto continuado y duradero. Podrá ser el vademécum, que pueda servirle en la iglesia y en casa, para participar en la santa Misa y para prolongar la misma a lo largo del día”.
Este nuevo Misal del Vaticano II, en un solo tomo, sorprende por su fácil manejo. Su estructura está claramente definida y conduce a una utilización precisa, aun para aquellos fieles no excesivamente familiarizados con el uso del misal. Tanto el sumario de las primeras páginas, como el detallado índice de las últimas, favorecen una localización rápida de los textos litúrgicos buscados. Además, cada domingo y fiesta importante van precedidos de introducciones concisas y claras, que ayudan a comprender el sentido de los textos, especialmente de las lecturas establecidas por la Iglesia en tres sabias programaciones a lo largo de los tres ciclos litúrgicos (A, B y C) de los domingos y fiestas, así como la vertebración de los días comunes en dos grandes grupos de lecturas (años pares e impares). De este modo, el misal manual que presentamos, debe ser una pequeña “Guía del leccionario”, de gran utilidad para preparar las homilías y las mismas celebraciones por los sacerdotes y los equipos de liturgia sin perder de vista el orden bíblico, teológico y pastoral, con que la Iglesia ha distribuido las lecturas en el Leccionario.
De igual modo hay que hacer mención de las introducciones al santoral litúrgico, que nos enmarcan histórica y vivencialmente a esos hombres y mujeres, que desde el Calendario Romano y de los propios de las Iglesias locales se nos presentan como intercesores y testigos del Dios vivo.
Al tratarse de un solo tomo por razones prácticas, las introducciones son necesariamente muy breves. También se ha logrado que las oraciones de cada misa enmarquen todas las lecturas previstas para cada día en los diferentes ciclos, evitando la dispersión de los textos.
Encuentro muy útil toda la parte final de este Nuevo Misal del Vaticano II, en la que se recogen los diversos sacramentos, con una selección de textos litúrgicos de cada uno, así como la novedad de incluir algunas bendiciones extraídas del nuevo Bendicional, con las variantes y circunstancias en las que un seglar puede impartirlas. Y, por último, los completos índices bíblicos remiten a las diferentes páginas, donde se hallan los textos, que en determinadas ocasiones queremos utilizar.
Es, pues, una obra que, sin pretender, por supuesto, sustituir a los leccionarios, los rituales, o al libro de altar oficiales, sí ayuda en la medida de su recta utilización a fomentar la piedad cristiana por un lado y también a la tarea pastoral de los sacerdotes en aquellos momentos, en que fuera del templo tengan celebraciones para grupos particulares.
En la presentación, que recoge este misal, del nuevo Ordinario de la Misa, subrayo la satisfacción de poder contar ya con un texto enriquecido y único para todos los países de habla española. Son casi trescientos millones de católicos los que rezarán un mismo Credo y un mismo Padrenuestro, así como las mismas plegarias eucarísticas. Este misal, que recoge también el santoral propio de América Latina, nos ayudará a “situarnos en unidad de fe y de palabra a quienes hablamos el mismo idioma, gozosos no sólo de haber podido conservar lo que la santa Iglesia nos enseñó a creer, sino de poder expresarlo con idénticas locuciones, como señal elocuente de que la unidad de texto entre las naciones de la misma lengua respeta la naturaleza inmutable de la fe y hace comprender a los fieles de un solo golpe y mejor que mil discursos la importancia de lo que se celebra y se proclama”.
Por medio de Santa María Virgen, Madre de la Iglesia, pido al Señor que este misal sirva para fomentar las virtudes cristianas de todos aquellos, que con la Eucaristía como centro de su vida, desean crecer en el conocimiento y estima del Dios del amor.
Toledo, 26 de marzo de 1989,
Domingo de la Resurrección del Señor.